Rezando estos días el <Padre Nuestro>
Que el Padre,
que quiso que su Hijo naciera del seno de la Virgen Madre,
nos libre de toda mancha de la carne y de la sangre.
Así como la Virgen, cubierta por la sombra divina,
concibió y dio a luz,
también nosotros, encendidos por la divina inspiración,
profesemos públicamente
lo que hemos concebido del Espíritu Santo,
a quien recibimos por la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo,
y digamos:
Padre nuestro que estás en el cielo…