Invocación eucarística hispano-visigótica


Estas son, Señor,
las auténticas ofrendas del nuevo Testamento,
por las que, reconciliando contigo al género humano,
se han borrado los crímenes de todo el mundo.

Este doble don obtenido de ti,
que te ofreció Melquisedec,
aquel sacerdote tipo, como a Señor del cielo,
como un pronóstico de lo que nosotros
debíamos ofrecerte en la realidad.

Santifique estos sacrificios que te ofrecemos,
el Espíritu Santo, que procede de ti y del Padre,
y los haga plenamente conformes con tu cuerpo y sangre,
para que estos tres elementos, cuerpo, sangre y agua,
por los que somos lavados, apacentados y sanados,
expulsen al momento
las enfermedades de quienes los reciban
y nos apliquen la salud que nunca se acaba.
R/. Amén.