Oramos con nuestra tradición en la primera semana de Cuaresma

<Tapeinosis> de Cristo en el arcón de san Isidro (Catedral metropolitana de Madrid /dibujo)

Es justo y necesario que te demos gracias,
Señor, Padre santo, Dios eterno y omnipotente,
por Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.
Él es el pan de vida,
el alimento de gracia
y sustento de nuestra debilidad.
Quienes lo comen no tiene más hambre
y cuantos tienen sed de él
quedan saciados por los torrentes
que manan de sus mismas entrañas.
Su deseo aleja el hambre;
su amor extingue la sed;
su presencia nutre la pureza.

 

 

Por él te pedimos, oh Dios Padre,
que, en este camino que empezamos,
tu mirada descanse sobre nosotros,
para que no haya doblez en nuestros corazones,
ni dañemos a nuestros amigos con engaños,
ni nuestra vida ceda a la tentación de la gula,
ni se manche por consentir a deseos carnales,
ni sucumba aplastada bajo el peso del ayuno,
ni se exponga a los atractivos de la vanidad,
ni caiga en el desorden del odio,
ni se hunda en lo más bajo por los estímulos de las riquezas.

Sigue leyendo