Para pensar y rezar…

A Cristo, Hijo de Dios,
que con su palabra nos enseñó
que cada persona tiene asignado un ángel custodio para su defensa,
pidámosle que,
permaneciendo siempre con nosotros el ángel de la paz
quede lejos aquel ángel que un tiempo fue autor de iniquidad;
haz que, purificado el corazón y el cuerpo,
merezcamos acercarnos para ser santificados
al sacramento de su cuerpo y su sangre.
Y así inclinemos el oído del corazón a sus preceptos,
de modo que podamos siempre con confianza
clamar desde la tierra: Pater noster…