La Asunción consecuencia de la Encarnación

Lo que confesamos realizado
[el Tránsito de la Gloriosa]
nunca hubiera tenido lugar
de no verificarse por la encarnación del Verbo,
obra de gracia y no de naturaleza.
Pues asumió lo que había creado,
según antes de modo milagroso había dicho de sí mismo:
<Dirá la madre de Sión, aquí hay un hombre>.
Y en Ella se formó un hombre de manera admirable y milagrosa.
Y de tal manera, así lo creemos,
que al entrar Dios en las entrañas maternales,
no perdiera ella la gloria de su virginidad,
pues es lo mismo que ser creada por él,
que concebir de él y dar a luz:
no puede haber pérdida alguna en ello.
Post Sanctus de la solemnidad de la Asunción
de la liturgia hispana