Gente de Dios…

Hablando de los Padres y Doctores de la Iglesia,
conviene recordar que eran hombres de oración.
Su actividad, su creatividad y las obras que realizaron
brotaban de su espíritu de contemplación.
Un ejemplo edificante de ello es san Isidoro de Sevilla.
Así, nuestros compromisos diarios y
nuestra atención a las necesidades de los demás
deben inspirarse en nuestra oración.

(Benedicto XVI)