San Isidoro nos enseña…

«El Salvador, Jesús, nos dio ejemplo de vida activa
cuando, durante el día,
se dedicaba a hacer signos y milagros en la ciudad,
pero mostró la vida contemplativa
cuando se retiraba a la montaña
y pasaba la noche dedicado a la oración»

(Differentiarum Lib. II, 34, 134).