Arrodillarse en la liturgia

Arrodillarse corresponde a la verdad de nuestro mismo ser…
Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse,
y una fe, o una liturgia que desconociese el arrodillarse,
estaría enferma en uno de sus puntos capitales.
Donde este gesto se ha perdido,
se debe aprender de nuevo,
para que nuestra oración permanezca
en la comunión de los Apóstoles y los mártires,
en la comunión de todo el cosmos,
en la unidad con Jesucristo mismo”.

(J. Ratzinger, Teología litúrgica…)

La presentación de ofrendas (II)

El Ordinario del Misal Hispano describe escuetamente
la presentación de los dones:
OMHM 16. El coro entona el «sacrificium».
Si hay ofrenda de los fieles, éstos las llevan al altar.
17. El diácono extiende el corporal sobre el altar y coloca sobre él la patena con el pan.
Echa vino y un poco de agua en el cáliz y lo coloca igualmente sobre el corporal.
El sacerdote puede decir en secreto la siguiente oración:
<Mira con rostro complacido,
Dios omnipotente y eterno,
esta oblación de pan y vino
que nosotros, indignos siervos tuyos,
colocamos sobre tu altar;
y recibe nuestra propia vida
como sacrificio agradable a ti
para que, renovados por tu gracia,
te glorifiquemos con nuestras alabanzas>.
 
18. El sacerdote puede incensar las ofrendas y el altar.
Se lava las manos en silencio junto al altar y vuelve con el diácono a la sede.

La presentación de ofrendas

El rey y sacerdote Melquisedec

39. Durante la procesión de los fieles al altar para presentar sus oblaciones y mientras los ministros preparan el pan y el vino y los colocan sobre el altar, el coro canta el Sacrificium… San Isidoro trataba del mismo todavía bajo el nombre de Offertorium.

Justifican el nuevo título de Sacrificium los textos del repertorio que describen sacrificios ofrecidos por personajes bíblicos, en fases sucesivas de la Historia Sacra, los que tratan del altar y del servicio cultual en el templo, los que evocan la liturgia celeste que se celebra ante el Cordero inmolado.
Dentro de la pausa de reflexión que [la larga procesión de ofrendas] necesariamente creaba, y sobre las verdades concretas que la Liturgia de la Palabra había traído consigo, el Sacrificium proyectaba sus temas constantes, de alcance más general: la Historia de la Salvación, el culto de adoración al único y verdadero Dios; y preparaba el implícito reconocimiento de la inmolación de Cristo, actualizada en la Eucaristía, como término y cumbre de todos los sacrificios.
(Textos de la Ordenación del Misal Hisp-Moz.)

 

Presentación del Misal Hispano:
Cardenal Marcelo González

Es una breve síntesis pero muy interesante:

Al entregar el Señor a su querida Esposa, la Iglesia, en la última cena, el sacrificio memorial de su Pascua, mandó a sus Apóstoles y a sus Sucesores que lo ofrecieran para actualizar el misterio de la Redención del género humano (Cf. Conc. de Trento, sesión XXII, cap. 1). La Iglesia, extendida de Oriente a Occidente, se ha mostrado siempre fiel en el cumplimiento del mandato del Señor.

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Nos encomendamos a los nuevos santos:
Papa Pablo VI y Óscar Romero

<Verus Redemtor Christe lumen luminis >
Himno hispano-moz para un obispo…

***

Cristo, redentor verdadero, luz de luz,
imagen del Padre, esplendor invisible,
nacido del Padre antes de los tiempos,
pero naciendo de madre en el tiempo
para cumplir debidamente el pacto de su promesa.

Tu eres sacerdote, tú creas sacerdotes,
tú, glorioso consagrante, diste a Aarón
la primacía de esta floreciente herencia,
afirmando su aspecto con la perfusión
del sacrosanto ungüento y la santa vestidura.

Sobre su alta cabeza se deposita el resplandeciente óleo,
la mitra, la lámina de oro; con la estola de honor,
con el vestido talar se cubre el mismo
a quien anuncia consagrado
la dignidad de los colores impresa en su vestidura:

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La salvación de lo creado en su totalidad

«Un pastor de la grey de Jesucristo
ya no está orientado sólo a la búsqueda de los propios fieles.
La comunidad de la iglesia es universal,
incluso en el sentido de que incluye toda la realidad.

Esto es evidente, por ejemplo, en la liturgia,
que no sólo indica la conmemoración
y el cumplimiento de los actos salvíficos de Jesucristo.
Es un camino hacia la redención de toda la creación.
En la orientación de la liturgia hacia Oriente,
vemos que los cristianos,
junto al Señor,
desean avanzar hacia la salvación de lo creado en su totalidad.
Cristo, el Señor crucificado y resucitado,
es al mismo tiempo el ‘sol’ que ilumina al mundo.
La fe también se dirige siempre hacia la totalidad de lo creado»

(J. Ratzinger / Benedicto XVI, 13 octubre 2016).