¡Venga tu Reino, Señor!

Venga a nosotros Tu Reino, Señor. Tomando la carne débil de la humanidad herida, un Rey nos llega a la vida en la humildad de un portal. Le adoran voces gloriosas de ángeles que proclaman la llegada del Mesías, del Rey, del Señor de paz. La caravana sublime de orientales mensajeros, a los pies del Soberano se postraron con amor. Al Rey le ofrecen incienso, oro y mirra perfumada mientras que su Madre santa le adora con humildad. Siendo de Israel Monarca, heredero del dominio del David, rey sin igual, a Jerusalén le llevan para que llegue hasta el trono que conquistara piadoso no con armas ni con fuego, sí con la sangre de paz. Reino de vida y de gracia, Reino de amor y verdad, Reino que sube a los pobres al trono de la piedad, Reino que rompe cadenas, Reino que sirve en amor, Reino sin torres de fuego, Reino de luz y de paz.

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