Tiempo de futuro

Otra perspectiva hacia donde se dirige la mirada del Adviento es el futuro, la parusía, el retorno del Señor en gloria, para someter la creación entera a la fuerza de su amor y, recapituladas todas las cosas en Cristo, entregarlo todo al Padre, de quien todo procede.

La liturgia recuerda que Jesucristo ha venido, pero debe venir de nuevo manifestando plenamente la gloria que le corresponde como resucitado, aunque los cristianos gozan ya de forma espiritual e incipiente de los bienes espirituales de la total victoria del Señor. Por supuesto, sin olvidar la esperanza del pleno cumplimiento, por el que deben rezar y, al mismo tiempo, vivir con las debidas actitudes espirituales, que no son diversas de lo que enseña Jesús en el mismo evangelio y la Iglesia en su magisterio. Se trata, una vez más, de caminar en la fe al encuentro del Señor, que está presente en medio de nosotros (espiritualmente y por la celebración litúrgica), pero que debe manifestarse plenamente a todos y culminar la obra salvífica.