Cuarto domingo de Adviento

Enciende las cuatro velas de la Corona.

Reza una oración y lee un texto de la Biblia.

Haz un par de propósitos personales y uno comunitario:

Escribe a alguien;
especialmente a quien sepas que no lo espera.
Reza por tu madre.

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Rey, Deseado y Piedra angular:

 son los títulos mesiánicos del día 22 de diciembre

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:
ven y salva al hombre,
que formaste del barro de la tierra.

“Llegan días –dice el Señor- en que suscitaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey” (Jeremías 23, 5). “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Isaías 9, 6). En efecto, su nombre es “Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19, 16 cf. Apocalipsis 15, 3). El rey de Israel será soberano universal: “Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas” (Isaías 2, 4 cf. Jeremías 10, 7; Daniel 7, 14). Aunque las naciones se esfuercen por conseguir tesoros materiales, el auténtico deseo del corazón, su tesoro es el que viene (cf. Ageo 2, 8; Isaías 11, 10). «Porque él es nuestra paz: quien de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad» (Efesios 2, 14); de modo que ambos pueblos no son ya “extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo» (Efesios 2, 19s). Jesús, Príncipe de la paz, es la piedra angular (cf. Salmo 118 (117), 22; Marcos 12, 10 y par.; Hechos 4, 11; Efesios 2, 20), piedra viva, escogida y preciosa (1 Pedro 2, 4) sobre la que estamos edificados (1 Pedro 2, 6 cf. 1 Corintios 3, 11).

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