Orando por un hermano…

Mariano Perrón, presbítero,
rezó esta misma oración
que ahora elevamos por él:
«Recibe, Señor, la fe de los que ayunan
y la suplicante devoción de los oferentes;
que quienes te imploramos dedicándote este ayuno
obtengamos los remedios necesarios
tanto para nosotros como para los fieles difuntos.

 

R/. Amén.

Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.

R/. Amén».

Misa exequial en Rito Hispano-Mozárabe

Martes, 12 de marzo, 19’00 h
Basílica de la Concepción
c/ Goya 26 Madrid

¡Victoria!

Hermanos,
sabéis que Dios, en el Antiguo Testamento,
quería que se le ofrecieran los diezmos de todo;
y sabéis también que estos días de cuaresma
vienen a ser como los diezmos de nuestra vida, 
de cada año,
que hemos de ofrecer a Dios;
pidiendo pues perdón de nuestros pecados
mantengámonos constantes y unánimes
en el ejercicio del ayuno y de la oración;
y recordando la oración del Señor,
con el corazón y la boca digamos desde la tierra:
Padre nuestro…

(AOD, miérc., I semana de Cuaresma)

Hacia la Pascua…
descansa en la esperanza

Hoy, 6 de marzo de 2019, ha fallecido en Madrid,
nuestro amigo Mariano Perrón, sacerdote,
miembro de la fraternidad sacerdotal San Isidoro-Gothia.

 

Él, que tantas veces nos acompañó y presidió,
al frente del pueblo de Dios, en la misa hispana,
se ha acercado al altar de Dios
para que transforme definitivamente
en alegría y juventud su sufrimiento.

 

Pedimos al Padre que acoja, por medio de su Hijo Jesucristo,
nuestro Sumo Sacerdote,
la ofrenda de su vida y de su muerte,
que Mariano ha culminado,
y que Él le acompañe al paraíso,
el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

 

Le damos gracias a Dios por su ministerio sacerdotal,
por su sabiduría y por su amistad.

 

El próximo martes día 12 de marzo, a las 19:00 h, 
celebraremos (D.m.) la misa en Rito Hispano 
por su eterno descanso, 
en la basílica de la Concepción de Ntra. Sra. (c/ Goya, 26).

 

Los que sabemos que «en la vida y en la muerte somos del Señor»,
compartimos la tristeza de la separación y la esperanza de la vida eterna.

 

Él, que ha confesado con los labios la fe que llevaba en el corazón,
encuentre en la casa de la Santa Trinidad
la felicidad plena que todos buscamos
y se convierta ante el Padre en intercesor con Cristo
por la unidad y santidad de la Iglesia.

 

Unidos en la oración, nos vemos el martes…

 

Oración, limosna y ayuno en Cuaresma ’19

Nunca se ayuna porque sí, ni porque toca, ni porque siempre se ha hecho así. Se ayuna para vivir en la libertad de los hijos de Dios y como un camino de abrir el corazón para tener los sentimientos del Corazón de Cristo, lleno de humildad y ternura.

La limosna y toda generosidad con los más necesitados es la «prueba del algodón»  que nos dice que hemos acertado de lleno en el camino de la santidad.

+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres

El número <siete> en san Isidoro (I)

El número siete, es considerado por los sabios como perfecto porque consta del primer par y del primer impar; el primer impar es el tres, y el primer par el cuatro y de ambos juntos consta el siete, y multiplicadas estas partes dan el doce; porque tres cuatros o cuatro treses suman efectivamente doce.

Mas por el tres se declara el misterio de la Trinidad, y por el cuatro la operación de las virtudes, y así en estas cifras vemos se alza prima la obra de las virtudes por la figura de la Trinidad, y se llega a la noticia de la Santísima Trinidad, por la representación de las virtudes.

Significa este número en las Escrituras, ora todo el transcurso de esta vida, ora el descanso, ora también algunas veces, la unidad de la Iglesia. En cuanto a lo primero, viene aquello del salmo 118: Siete veces al día te alabé, esto es: en todo el tiempo. El mismo Profeta da a entender lo propio en otro lugar al decir (Salmo XXXIII, 1): Resuene siempre en mi boca la alabanza. Y así leemos en otro paso: Recibirá siete veces más en este siglo.

Se denomina, asimismo, al séptimo día santificado para el descanso del Señor, por eso se celebra desde la tarde del sábado, porque el descanso de la eterna bienandanza no se acaba con término alguno de tiempo.

Cuando vamos a Misa…

Ofrecemos nuestras súplicas
por las necesidades de los pobres,
por las dificultades de los jóvenes,
por los daños de los vencidos,
por la seguridad de los viajeros,
por el alivio y el descanso de los fieles difuntos,
y por los que emprenden viajes peligrosos
para que se mantengan fuertes en las dificultades.

Que la fiebre y cualquier otra dolencia
se alejen de los enfermos,
que la tentación del espíritu del mal
no haga mella en nadie;
que a todos ayude tu consuelo saludable
y les proteja la ayuda del cielo.

R/. Amén.

Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.

R/. Amén.

(PN, dom V cot.)