Antífona final a María 

Stuck, La Madre al pie del madero

En las <Orientaciones> que la Santa Sede daba
para el <Año mariano>
se hablaba de la invocación final
a la Bienaventurada Virgen María:

“Es costumbre muy difundida que la asamblea dominical,
después del saludo ritual de despedida,
permanezca todavía en el recinto para terminar con un canto” (n. 21).
Y se añadía:
“Sería apropiado que […] este canto,
siempre con relación al tiempo litúrgico,
se dirigiera a la madre de Jesús.
Podría cantarse, por ejemplo, […] en el Tiempo Cuaresma,
la antífona Ave, Regina caelorum 
o un canto que conmemore el camino de fe de la Virgen
o su participación en el misterio de la Cruz”.

Así pinta Vrubel el camino de la fe de María Dolorosa