¡Este es el día! ¡Feliz Pascua!

 

Éste es el día que hizo el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Éste es el día que las tinieblas no lograron apagar.
Éste es el día que no ha estado precedido
por ningún otro ni le pondrá término ninguna noche.
Éste es el día durante el cual el que camina no tropieza.
Éste es el día que nunca nada podrá hacer olvidar,
ni el paso de los siglos lo podrá obscurecer.

El que permanece siempre con el Padre,
nos ilumina hoy con resplandor inmortal
al resurgir victorioso de la muerte.

Que Él llene nuestra mente,
que lo proclamen nuestras palabras,
que lo adore nuestro espíritu,
que lo glorifiquemos y lo llevemos en el cuerpo;
pidámosle con oración constante
que -a quienes libró del dominio de la primera muerte
y les devolvió la libertad por la cruz
y la pasión de su carne-
no les permita ser presa de la ruina de la segunda muerte.
R/. Amén.
Él, que posee contigo una misma e igual esencia,
Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

(De la liturgia hispana de Pascua)