Una palabra sobre el silencio

«El Concilio nos ha recordado con razón que liturgia significa también actio, acción, y ha pedido que se asegure a los fieles una una participación activa.

Pero este concepto nobilísimo ha sufrido una restricción fatal…

Se ha llegado a creer que sólo se daba “participación activa” allí donde tenía lugar una actividad exterior, verificable:

discursos, palabras, cánticos, homilías, lecturas, estrechamiento de manos…

Pero se ha olvidado que el Concilio, por participación activa, entiende también el silencio, que permite una participación verdaderamente profunda y personal, abriéndonos a la escucha interior de la Palabra del Señor».