María Magdalena lo contempló vivo en el jardín

María penitente (El Greco)

Padre, “nosotros, en cambio,
aunque no hemos visto con los ojos corporales
a tu Hijo encarnado, nuestro Señor Jesucristo,
en verdad sabemos, creemos y confesamos
que, contigo y con el Espíritu Santo,
es un solo Dios en la Trinidad;
que asumió nuestra carne mortal y la elevó hasta el cielo,
como prenda de nuestra salvación eterna.

Te pedimos, Dios santo y misericordioso,
que esta confesión nos conduzca a la gloria;
que esta fe nos libre de la muerte eterna;
que esta esperanza consuele
a los que lloran en las dificultades presentes
y otorgue para siempre los goces eternos.

Cuando, al finalizar el curso de esta vida,
lleguemos a obtener el premio de la vocación cristiana
veamos en la gloria de Dios
a Aquel que es la prenda de nuestra condición humana”.

Illatio Hisp-Moz Dom IV Cuar “Mediante”