Santa Natalia y san Aurelio,
esposos mozárabes y mártires en Córdoba (+ 852).

Santo y bendito es en verdad
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
santo entre los santos y el más bendito entre los bienaventurados;
que consagró el corazón de los patriarcas con la plenitud de la fe,
y, cual príncipe victorioso,
adornó con la corona de justicia las victorias de los mártires.

Él es el premio de todos los confesores,
y devuelve la vida a los que estén en las tinieblas de la muerte;
él es el Restaurador del universo
y, después de vencer a la muerte, el Redentor de los hombres;
él, habiéndose revestido de un cuerpo,
destruyó el desastre de la terrible muerte,
al morir obtuvo la victoria en la lucha,
y resucitando victorioso y triunfante
regresó junto al trono del Padre;

Cristo Señor y Redentor eterno.

PS Dom XVII cot