San Isidoro y los diáconos

 

Hoy recordamos a san Lorenzo
con esta magnífica catequesis del Hispalense
sobre los diáconos:

<El orden de los diáconos dio comienzo en la tribu de Leví. Mandó el Señor a Moisés que, después de la ordenación de Aarón como sacerdote y de sus hijos, de nuevo estableció que la tribu de Leví fuera elegida para el ministerio del culto divino y se consagrasen al Señor en sustitución de todos los primogénitos, y que sirviesen en el tabernáculo de dios en nombre de Israel, ante Aarón y sus hijos, vigilando en el templo día y noche que fuesen ellos los portadores del arca, del tabernáculo y de todos los vasos sagrados, que levantasen su campamento en torno al tabernáculo, que, en el traslado del tabernáculo, fuesen ellos los que lo desmontasen y de nuevo lo montasen (Núm. 3, 5-26).

Desde los veinticinco años arriba (Núm. 8, 24), se les manda servir en el tabernáculo, y tal regla la institucionalizaron los Santos Padres, apoyados en el Nuevo Testamento. En el Evangelio, cuando comenzaron, nos dicen esto los Hechos de los Apóstoles: <Los Doce Apóstoles convocaron la muchedumbre de los discípulos y dijeron: No es aceptable que abandonemos nosotros la predicación de la palabra de Dios y nos dediquemos a servir las mesas. ¿Qué os parece, hermanos? Escoged entre vosotros a siete varones de buena reputación, llenos del espíritu de sabiduría, a quienes encargaremos esta misión. Nosotros nos entregaremos a la oración y a la predicación de la palabra, y pareció bien a la asamblea la propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe y Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y a Nicolás, prosélito antioqueno. Los siete comparecieron ante los Apóstoles, y después de orar, les impusieron las manos. Crecía la palabra de Dios y se multiplicaba el número de los creyentes> (Act. 6,2-7).

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