Damos gracias por la creación y la redención los vivificados con el Espíritu

Es justo y necesario, Dios omnipotente,
darte gracias, por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
el cual, sin dejar de compartir contigo
la inmutable condición divina,
asumió la naturaleza humana
y canceló el pecado cometido por el hombre;
constituido el último Adán,
vivificó con el Espíritu a aquellos
a quienes el primer Adán había causado la muerte
como castigo del pecado.

Por su obediencia reconcilió contigo,
eterno Dios y Padre,
a cuantos por la trasgresión del primer padre
habían sido privados de la comunión con la vida divina;
por el excepcional remedio de su encarnación,
de su pasión y de su sangre,
restituyó a la humanidad renovada la dignidad
de la que fue excluida por la vieja debilidad.

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