María, junto a la Cruz

Cimabue

Jesús, Dios nuestro, tú destruiste la ofensa causada por el árbol
con el leño de tu cruz, que produce sus frutos en el tiempo previsto;
concede a los que te suplicamos que el amable signo de la cruz
produzca en nosotros frutos de tu bondad,
y que la fecundidad de estos frutos se manifieste en nuestro corazón
de tal manera que,
en la resurrección futura,
alcancemos contemplar tu faz llenos de alegría.

R. Amén.

Por tu inefable bondad, Dios nuestro,
que vives, y todo lo gobiernas
por los siglos de los siglos.

R. Amén.

(Oracional Visigótico, n. 993)