El himno «Gloria in excelsis»

Entre los ritos introductorios de las misas festivas se encuentra el <Gloria>.

 

«Algunas liturgias orientales adoptaron el poema cristológico del siglo II <Gloria in excelsis> como himno del oficio matutino.

 

Por sus dos versículos iniciales, el Rito romano lo incorporó a la celebración de Navidad…
De ahí pasó también a la Vigilia Pascual, y se extendió finalmente a las misas dominicales y festivas.

 

El Rito ambrosiano, que poseía ya el <Gloria in excelsis> como himno matutino, por influjo del rito romano, lo incorporó a las misas dominicales y festivas.

 

En cambio, el Rito galicano, al formar esa parte introductoria de la misa, en vez del <Gloria in excelsis>, adoptó el cántico de Zacarías <Benedictus>, destinado también universalmente al oficio matutino, al que dio el nombre de <Prophetia>».

 

El IV Concilio de Toledo (633) cita el <Gloria in excelsis> como ejemplo de poesía litúrgica, contra los que no admiten los himnos (can. 13). Pero no lo refiere en absoluto a la celebración eucarística.
El <Gloria in excelsis> fue introducido posteriormente en la Misa hispánica, probablemente durante la segunda mitad del siglo VII, y entonces fue asignado a las misas dominicales y festivas.

 

(Prenotandos del Misal Hisp-Moz., nn. 28s)