Adviento: tiempo de oración

La oración cristiana -que comprende la introspección- es,
sobre todo, un encuentro con Dios.
La mística cristiana, más que un mero esfuerzo humano,
es esencialmente un diálogo 
que «implica una actitud de conversión,
un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios».
 «El cristiano, también cuando está solo y ora en secreto,
tiene la convicción de rezar siempre en unión con Cristo,
en el Espíritu Santo,
junto con todos los santos para el bien de la Iglesia».

 

***
Dos avisos y una oración:
  1. Los martes 24 y 31 de diciembre no hay celebración de la misa hispana en la Basílica de la Concepción. Esos días -solemnidades de precepto- son indicados para integrarnos en nuestras parroquias respectivas.
  2. Reservamos en la agenda y difundimos la celebración del día 2 de enero (Caput anni) en la parroquia de S. Manuel y S. Benito. Es la manera litúrgica de dar gracias a Dios por el nuevo año y de pedir la fuerza de su Espíritu.
  3. Oramos en este último día del otoño:
    <Oh Sol, Oriente, que naces de lo alto,
    Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
    ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte>.

Aplaudan los árboles del bosque

Árbol en el monasterio de Tabgah (Mar de Galilea, Israel)

V/. «Aplaudan los árboles del bosque».
R/. «Que todos los árboles del bosque aclamen» (cf. Is 55, 12 Ps 96 [95 LXX]), 12.

Oremos en la Témporas de diciembre:

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

El Adviento prepara la Navidad

 Empuja el viento rebaños de copos
por el bosque invernal como un pastor,
y más de un abeto siente que pronto
se hallará nimbado de luz y amor;
y escucha un rumor distante. Resuelto
tiende sus ramas por senderos blancos,
y hace frente al viento y crece soñando
una noche de gloria y majestad.

 

RILKE, Adviento,1897 Berlín.

Oremos:

Oh Renuevo del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo para los pueblos;
ante quien los reyes enmudecen,
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más.

18 diciembre:
Santa María de la Esperanza

Nos unimos a todos los que piden al Espíritu,
en este tiempo de Adviento,
la virtud de la esperanza.
Lo hacemos con esta versión
del himno mariano: Ave maris, Stella.

 

Salve estrella del mar,
Santa Madre del Verbo,
Salve perpetua Virgen,
Puerta feliz del cielo.

Tu que oíste aquel Ave
de la boca arcangélica,
danos la paz más firme
cambiando el nombre de Eva.

Sigue leyendo

Nos reunimos cada domingo…
y te invitamos cada martes

“Este es el sacrificio de los cristianos:
la reunión de muchos, que formamos un solo cuerpo en Cristo.Este misterio es celebrado también por la Iglesia en el sacramento del altar, del todo familiar a los fieles, donde se demuestra que la Iglesia, en la misma oblación que hace, se ofrece a sí misma”.

(San Agustín, La Ciudad de Dios, X, 6)

***

Hoy, primeras vísperas de Santa María de la Esperanza,
comienza la preparación intensiva para la Navidad del Señor.

Rezamos:

Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín,
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.

Esperamos a Quien ya ha llegado

 

«En los días primeros del cristianismo, los creyentes en Jesucristo se vieron forzados a hacer frente a las religiones gnósticas. No las ignoraron, sino que aceptaron el reto positivamente y aplicaron a Cristo mismo los términos utilizados para con las divinidades cósmicas. El ejemplo más claro es el famoso himno a Cristo en la carta de san Pablo a los cristianos de Colosas:

«Él [Cristo] es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz» (Col 1, 15-20).

Aquellos primeros cristianos no esperaban la llegada de ninguna edad nueva cósmica.
Lo que celebraban con este himno era que la Plenitud de todas las cosas había comenzado en Cristo.
« En realidad el tiempo se ha cumplido por el hecho mismo de que Dios,
con la encarnación, se ha introducido en la historia del hombre.
La eternidad ha entrado en el tiempo:
¿qué «cumplimiento» es mayor que éste?
¿Qué otro «cumplimiento» sería posible?»».

***

Hoy el calendario de Tierra Santa
celebra a san David, rey de Israel.
Él, en medio del pecado y de la gracia,
ha esperado y cantado la venida del Mesías.

La dimensión escatológica de la liturgia cristiana

La vuelta del Señor: “El deseo de reflexionar y de tratar este aspecto está muy unido –especialmente- al tiempo de Adviento, con el comienzo de cada nuevo año litúrgico. La aclamación trimembre tras las palabras de la consagración eucarística se dirige al Cristo Exaltado con las palabras «hasta que vuelvas glorioso».

En la conclusión de la oración que sigue al Padrenuestro, el sacerdote pide la liberación del pecado y la protección de toda perturbación, para que la comunidad y la Iglesia no pierdan la tensión escatológica hacia su cumplimiento en y por Cristo, sino que pueda esperar su Venida llena de confianza: <Mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo>.

Durante siglos los cristianos <han orientado> sus iglesias habitualmente hacia Oriente y han orado vueltos en esa dirección. El lucero matutino del cosmos era para ellos un símbolo de Cristo, la luz de su vida y del mundo. La pérdida de este simbolismo en la celebración litúrgica no facilita a los cristianos parecerse a las vírgenes prudentes y a los siervos vigilantes de los que habla Jesús en el evangelio. El cardenal Ratzinger llamó la atención sobre este aspecto en varias ocasiones. La reducción de la dimensión escatológica en la liturgia actual reclama una reflexión comprometida sobre si existe hoy en la vida de un cristiano una “situación en la vida”, para que adquiera una actitud de adviento. Sin esta orientación escatológica, mucha sal cristiana se convierte en sosa” (Egon Kapellari, obpo.).

***

La Iglesia espera con las lámparas encendidas.

Santa Lucía:
entre los heraldos del Adviento

En el <Liber canticorum et horarum> de la tradición litúrgica hispana se invoca a santa Lucía en la Letanía de los santos. El texto litúrgico, también conocido como <Liber mozarabicum>, es el manuscrito más antiguo que se conserva en la Universidad de Salamanca (Ms 2668).

Fue compuesto en el s. XI para la reina Sancha de León. Contiene parte del Oficio Divino monástico, una colección de noventa y nueve cánticos y un ritual con las Letanías.

Este Oficio muestra que antes de la introducción del Rito romano en la antigua Hispania la mártir de Siracusa era venerada en algunos lugares de la Península Ibérica.