Recién comenzado el año nuevo…

Oh Dios, concédeme serenidad
para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
valor para cambiar las cosas que puedo cambiar
y sabiduría para conocer la diferencia;
viviendo día a día;
disfrutando de cada momento;
aceptando las adversidades
como un camino hacia la paz;
aceptando, como hizo Jesús,
este mundo pecador tal cual es,
y no como me gustaría que fuera;
creyendo que Tú obrarás siempre el bien;
así, entregándome a Tu voluntad;
pueda ser razonablemente feliz en esta vida
y alcanzar Contigo la felicidad suprema en la próxima.
Amén.”

 

(Reinhold Niebuhr, 1940).