Primer domingo de Cuaresma:

la victoria sobre las potencias del Mal

 

Detalle del icono de la Anástasis o Resurrección donde, simbólicamente, los ángeles encadenan a Satán

 

El primer domingo de Cuaresma es el comienzo del venerable sacramento de la observancia cuaresmal anual.

En la misa de este día hay elementos que subrayen su importancia, por ejemplo, la procesión de entrada con el canto de las letanías de los santos.

En muchas catedrales el obispo celebra dentro de la misa del domingo primero de Cuaresma el rito de la elección o inscripción de los catecúmenos que han de ser bautizados en la Pascua (cf. FFPP 23).

El evangelio presente a «Jesucristo, que en el interior del desierto, por otros tantos cuarenta días, venció todas las tentaciones del diablo» (Oratio admonitionis).

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«En los últimos tiempos del Antiguo Testamento, el desarrollo de la literatura apocalíptica, comenzando con el libro de Daniel, llegará más o menos explícitamente a la idea que la realidad presente del mundo visible, aunque enteramente creada por Dios y permaneciendo bajo su mano, refleja el conflicto espiritual que opone las «potencias» que han permanecido fieles al Creador a las que se han rebelado. En el judaísmo, esto se traducirá por la idea de los dos espíritus, el bueno y el malo, por los cuales el hombre está sin cesar solicitado. Se esperará, por otra parte, en el «siglo futuro» que Dios mismo restaure su reino sobre el mundo, hoy día parcialmente usurpado por las potencias rebeldes.

El Nuevo Testamento, como atestiguan sobre todo los evangelios de Marcos y de Juan, se representará la obra de Cristo como esta restauración. Por esto el relato de la tentación del Salvador por el demonio toma tal relieve al comienzo de su carrera terrena (Mc 1, 12-13 y par.). Aparece en él, a la vez, que Jesús, como hombre, repara la falta inicial de Adán, mientras que restablece, como Hijo de Dios, el reino del Creador sobre el mundo. 

El mismo sentido tiene el lugar que el evangelio concede a la expulsión de los demonios en la obra de los apóstoles y en la de su Maestro, y la enseñanza de Jesús explicando esta obra por la parábola del fuerte y del más fuerte (cf Mc 1, 23 y 3, 15 y 22 ss y par.)».