Viernes de Cuaresma:
para la Indulgencia

 

 La meditación del Via Crucis nos ayuda a valorar la entrega generosa del Señor Jesús, a ver nuestra historia como participación en su camino doloroso y a solidarizarnos con el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas.

Jesús mismo anunció su Pasión, instituyó su memorial en la última Cena, la sufrió y asumió la muerte de toda humanidad que reinaba desde el comienzo de la historia. Como el Espíritu del Resucitado se ha derramado con su Pascua tenemos fe en la Victoria de la Cruz.

Hacemos este Camino con Cristo, en comunión con toda la Iglesia, pidiendo a Dios el cese de la pandemia, la salud de los enfermos y la salvación eterna de los difuntos.

Comenzamos con la invocación:

 

Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo,
santifica nuestros corazones y concédenos en abundancia tus dones. Amén.
Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros. Amén.

 

Se proponen catorce pasajes del evangelio que se pueden buscar en cada biblia.
Iniciamos con la lectura del anuncio de la Pasión: Mc 10,32-34.

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