Dios creador…
Reflexionar y actuar

 

«Comprar una botella de agua de plástico cada vez que ataque la sed supone generar una cantidad ingente de residuos al cabo de un año. Puesto que julio es el mes en el que aprieta el calor (y tal vez comiencen las vacaciones), puedes proponerte que la botella de agua reutilizable del trabajo no se quede siempre descansando en tu mesa.

Comprar un botellín de agua en la calle no supone solo generar unos desperdicios innecesarios sino que, además, es muy probable que acabe en una papelera común y no en un cubo de reciclaje. La mayoría de localidades españolas cuentan con multitud de fuentes públicas en las que rellenar tu botella reutilizable o incluso beber del grifo si se te ha olvidado. Para llevar la botella, puedes recurrir a una bolsa de tela y así evitas que se te olvide en casa».

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