Santa María de Torrelaguna
o la «estrella carpetana»

El primer día de la «octava» del nacimiento de la Virgen
se recuerda a una mujer de la Marca Media medieval
que pasó a la historia como «la estrella carpetana».

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Tantas veces parece que las fuentes históricas solo nos informan de los hechos de personas “grandes”, como si el resto de la gente careciese de significado histórico. Y, sin embargo, la Iglesia de Madrid celebra a inicios de septiembre a una persona medieval humilde, escondida con Cristo en Dios: una mujer, trabajadora, esposa, madre de familia, viuda y anacoreta. En su época -siglo XII- y, con las debidas excepciones (Hildegarda de Bingen o Juliana de Norwich), el papel de las mujeres era, sobre todo, el de esposas que colaboraban con sus maridos o el de viudas que tenían una existencia nada fácil. Esta fue la situación de la madrileña universal que fue santa María, esposa de san Isidro y madre de san Illán.

El texto más antiguo donde se menciona a la santa es el manuscrito conocido como el Códice de Juan Diácono: una colección de relatos de milagros realizados por su esposo Isidro, escrito en latín con primorosa caligrafía a mediados del siglo XIII, cuando todavía se conservaba fresca la memoria del matrimonio que eligió vivir con el trabajo de sus manos para ganar su sustento… sirviendo a un caballero de Madrid. [Isidro], en compañía de su esposa, se puso a trabajar en un campo próximo a la villa, dando a Dios lo que era de Dios, y con la debida fraternidad para su prójimo [2].  

Con una entrega a los demás que se concreta en este relato: Isidro… siempre rebosaba misericordia en su corazón y nunca dejaba de dar limosna en la medida de sus posibilidades.  

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