Dies irae (II)

 

«En su versión original es un poema monorítmico que comprende diecisiete estrofas monorrimas de tres versos de ocho sílabas cada una. El ritmo es trocaico, con los acentos principales en las penúltimas sílabas de cada dímetro entre las que casi siempre hay separación de palabras, con la sola excepción de los segundos versos de las estrofas undecima y decimasexta».

 

Las estrofas de este canto medieval que se proponen para el Oficio de lecturas, a cualquier hora del día, son:

 

«Aquel día, día de ira, reducirá este mundo a cenizas, como profetizaron David y la Sibila.
¡Cuánto terror sobrevendrá cuando venga el Juez a pormenorizar todas las cosas con estricto rigor!
La trompeta, esparciendo un maravilloso sonido por todos los sepulcros del mundo, reunirá a todos ante el trono.
La muerte y la naturaleza quedarán estupefactas cuando resuciten las criaturas para responder a su Juez.
Saldrá a la luz el libro escrito que todo lo contiene, por el que el mundo será juzgado. Cuando al Juez le parezca oportuno, todo lo oculto saldrá a la luz; nada quedará impune».