Comenzando el año litúrgico

 

El año litúrgico, según el Calendarium, el Missale y la Liturgia Horarum (Oficio Divino), presenta la celebración del triduo pascual con su respectiva vigilia como su centro, seguido del «tiempo de cincuenta días» o Pentecostés, que se cierra con ese domingo; toda esa celebración se prepara con el «tiempo de cuarenta días» de ayuno, de penitencia y de preparación a los sacramentos pascuales: es el ciclo de la oblación pascual del Señor (40 días /3 días /50 días).

La celebración pascual se prolonga a lo largo del año (per annum / tiempo cotidiano) en una treintena de domingos.

El comienzo del año está marcado, con el adviento (6 ó 4 semanas), la navidad y la epifanía: es el ciclo de la «manifestatio Domini«, o sea, por la celebración de su venida: de la encarnación del Hijo de Dios en la tierra y de su vuelta gloriosa desde el cielo.

Las fiestas (de la Virgen, los santos y los ángeles, con la memoria de los difuntos), aunque subordinadas a las celebraciones «de tempore» (Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, etc.), son preciosos jalones del año cristiano.

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San Nicolás de Myra (Anatólia, actual Turquía)