Plegaria cuaresmal:
el ayuno y la victoria contra el Enemigo

Sellando la pila bautismal en la parroquia de santa Eulalia de Toledo

Es digno y justo, necesario y saludable
darte gracias siempre,
Dios eterno y todopoderoso,
por Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.

El cual, ayunando,
obtuvo un glorioso triunfo sobre el diablo
y con su ejemplo
mostró a sus soldados la forma de luchar.

El Dios y Señor de todo
ayunó cuarenta días y cuarenta noches,
mostrando que el Dios verdadero
había asumido la naturaleza humana
reparando con su ayuno
lo que perdió Adán comiendo.

Atacó el diablo al hijo de la Virgen,
ignorando que era el Unigénito de Dios.
Y aunque con su antigua astucia
y con las mismas mañas
con que hizo caer al primer Adán
pensaba seducir también al segundo,
no pudo sin embargo salir con su empeño,
ni ningún tipo de engaño valió
para tan esforzado paladín.

Ayunó cuarenta días y cuarenta noches
y al final sintió hambre,
aquél que, a lo largo de cuarenta años,
alimentó abundantemente a las multitudes
con pan del cielo.

Éste es el que confiado en su propia fuerza
luchó con el diablo, el príncipe de las tinieblas:
y, una vez vencido,
exaltó hasta el cielo el trofeo de la victoria.

Por esto, todos los ángeles y arcángeles
no cesan de alabarte,
Padre,
ahora y por los siglos de los siglos. Amén

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Hoy, martes, tenemos Misa en Rito Hispano.

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