La oración de las horas:
alabanza y súplica

“La oración pública y comunitaria del pueblo de Dios figura con razón entre los principales cometidos de la Iglesia. Ya en sus comienzos, los bautizados “eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones”. Por lo demás, la oración unánime de la comunidad cristiana es atestiguada muchas veces en los Hechos de los apóstoles. Testimonios de la primitiva Iglesia ponen de manifiesto que los fieles solían dedicarse a la oración a determinadas horas. En diversas regiones se estableció luego la costumbre de destinar algunos tiempos especiales a la oración común:

  • a última hora del día, cuando se hace de noche y se encienden las lámparas, o
  • a la primera, cuando la noche se disipa con la luz del sol.

Andando el tiempo, se llegó a santificar con la oración común también las restantes horas” (OGLH n. 1).

Cf. Hch 1, 14; 2, 1-15; 3, 1; 4, 24; 10, 9; 12, 5. 12; 16, 25 Ef 5, 19-21.

Esta Cuaresma puede ser un tiempo idóneo para intensificar la liturgia de las Horas o para iniciarnos en ella: es la oración de la Iglesia.

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Mañana, martes, celebramos la Misa en Rito Hispano a las 19 h.

Seguimos orando en tiempo de pandemia por los enfermos y sus familiares, los médicos y todos los sanitarios.

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