Viernes de Cuaresma (IV): 
san José el Justo

Homiliario de Smaragdo, año 950 c. 
Archivo catedralicio de Córdoba, ms. 1 fol. 2v.

***
Canto interleccional  (Trenos)
del viernes de la cuarta semana de Cuaresma:

 

«Ahora estoy abrumado por la tristeza, porque toda una chusma me acorrala,
V/. Se alzan contra mí como testigos adversos, me replican a la cara con calumnias.
V/. Abren su boca amenazando, me afrentan golpeando mis mejillas, a una se congregan contra mí.
El Señor me ha entregado a los perversos, en manos de criminales me ha arrojado.
V/. Las flechas de mi enemigo me acorralan, traspasa mis entrañas sin piedad y derrama por tierra mi hiel.
Abre en mí brecha sobre brecha, me asalta lo mismo que un guerrero».

 

(Del Libro de Job)

 

***

 

Hoy, al celebrarse en el Rito romano
la solemnidad de San José, custodio del Redentor,
no hay abstinencia penitencial.
Es fiesta de guardar
y recordamos en nuestra oración y aprecio a los padres de familia.

 

Mosaico del Patrón de la Iglesia en el claustro benedictino de San Anselmo (Roma)

 

Lectura para estos días:

«Llamado a ser el Custodio del Redentor, «José… hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer» (Mt 1, 24).

Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado que san José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo.

… el volver a reflexionar sobre la participación del Esposo de María en el misterio divino consentirá a la Iglesia, en camino hacia el futuro junto con toda la humanidad, encontrar continuamente su identidad en el ámbito del designio redentor, que tiene su fundamento en el misterio de la Encarnación.

Precisamente José de Nazaret «participó» en este misterio como ninguna otra persona, a excepción de María, la Madre del Verbo Encarnado.

El participó en este misterio junto con ella, comprometido en la realidad del mismo hecho salvífico, siendo depositario del mismo amor, por cuyo poder el eterno Padre «nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo» (Ef 1, 5)»

(Redemptoris Custos, n. 1).

El calendario hispano-mozárabe celebra a san José
en el tiempo de Navidad: el 3 de enero.

***

Sigue leyendo