… después de la Asunción

Asunción, El Greco

 

“La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte” (Lumen gentium, 59).

 

San Pablo VI dice en la Exhortación Apostólica Marialis cultus:

«La solemnidad de la Asunción <se prolonga> jubilosamente en la celebración de la fiesta de la Realeza de María, que tiene lugar ocho días después y en la que se contempla a Aquella que, sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e intercede como Madre» (n. 6).

 

Se subraya así el vínculo profundo que existe entre la Asunción y la realeza de María.

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