Esta semana en la oración de la mañana y de la tarde se canta:
«Aquel día de ira» (Dies irae).
Es el himno que canta el Día del Señor, de ira para los malvados
y de bendición para los que esperan en Él.
La versión original en latín se escucha así:
La melodía gregoriana del Dies irae “suena en los títulos de crédito iniciales de la película El resplandor (1980). Si tienes buen oído, también habrás identificado sus notas musicales en los instantes previos a la muerte de Mufasa en El Rey León (1994). Aparece, de forma directa o indirecta, en otros clásicos del cine como El Señor de los anillos (2001), Qué bello es vivir (1946) y en varias de las entregas de La guerra de las galaxias”. Estos días que celebramos el centenario del rey Sabio (1221) conviene recordar se hayan ecos de este himno en Las Cantigas de Santa María (n. 256).
La inspiración del Die irae viene de la Biblia (Vulgata latina) en su versión de Sofonías 1, 15–16. Es interesante -en la primera estrofa- la mención de la Sibila juntamente con el rey David. Como la Kalenda de Navidad, este precioso texto -que parte de la fe en la revelación de Dios en los libros bíblicos- admite que hay también una “revelación” en la naturaleza y en la historia. En este himno de la presente semana del Año cristiano se cita a la Sibila o vaticinadora de Cumas / Nápoles (cf. Égloga IV de Virgilio); con esta mujer de la cultura griega se representan todas las tradiciones de los pueblos que anuncian el final de la realidad que contemplamos.
En esta semana XXXIV –concluyendo el año- recordamos las palabras del Credo:
“Volverá glorioso para juzgar a vivos y muertos”.
Cada día, en el Misa en Rito hispano, las palabras eucarísticas del memorial dicen:
«Hasta que vuelva glorioso desde los cielos».
En efecto, nuestra venerable liturgia hispánica ilustró el “hasta que vuelva” de san Pablo (1 Cor 11, 26)
añadiéndole la locución in claritate de caelis (“glorioso desde los cielos”).