Ante la fiesta de la Inmaculada

María Inmaculada, atribuida a Vicente Macip / Juan de Juanes
En este cuadro del Renacimiento español las filacterias o cartelones muestran los títulos bíblicos
con los que la liturgia hispana y romana cantan a la Virgen.

 

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Comienza en la Basílica de la Concepción, como en tantas parroquias, la «novena de la Inmaculada».
También, nos preparamos -con espíritu de Adviento- a celebrar la gran Vigilia del día 7 de diciembre.
Este resumen nos puede introducir en la comprensión de este cuadro que intenta reflejar el misterio de María. Lo hace con la cartela o filacteria Tota pulchra (Totalmente hermosa) y otras que invitan a contemplar la gracia de Dios en esta Mujer:
«Seguramente tenemos más interiorizadas las imágenes de María Inmaculada que nos presentan los grandes autores del barroco. Inmediatamente acuden a nuestra memoria Murillo, Ribera, Velázquez, El Greco, Zurbarán, Alonso Cano… quienes también popularizaron los grandes símbolos con que se dibuja según el libro del Apocalipsis 12, 1:
 “…Una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas.”
Es la mujer que aplasta la serpiente del maligno bajo su calcañar (Génesis 3, 15).
La Inmaculada que presenta Vicente Macip, coronada por la Santísima Trinidad, es una aportación a la iconografía de la pintura española del Renacimiento. María está en actitud de recogimiento y adoración, rodeada del sol y apoyada sobre la luna. Esta Inmaculada, por tanto, es al mismo tiempo una representación de la Asunción y la Coronación de María.
Tota Pulchra es una oración dedicada a María, compuesta seguramente en el siglo IV, con textos tomados del libro de Judit y del libro del Cantar de los Cantares. María Tota Pulchra pasa a ser parte de la iconografía durante el siglo XV con los símbolos y los títulos que dedicamos a María en las letanías lauretanas que conocemos por el rezo popular del Rosario y otros símbolos y expresiones bíblicas. Se extendieron y popularizaron en el citado siglo XV en el santuario de Loreto en Italia.
En dos filacterias más grandes bajo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
se lee el texto del Cantar de los Cantares 4, 7:
 ¡Toda eres hermosa, amada mía, y no hay en ti defecto!
En torno a María encontramos símbolos con que se la aclama en las letanías y el texto, escrito en las filacterias.

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