«Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte».
Por el acróstico latino ERO CRAS (estaré mañana), frase que se forma con las iniciales de los títulos de Cristo leídas desde la Navidad, sabemos que la serie de antífonas se divide en dos partes: las cuatro primeras (17 al 20 dic.) y las tres últimas (21 al 23 dic.). Hoy, por la tanto, cerramos la primera parte con la contemplación profética de Cristo “Llave de David” y “Cetro de la casa de Israel”.
El Cetro aparece al comienzo (Génesis 49,10) referido a Judá, el primogénito de Jacob/Israel. Cristo será contemplado como el León de Juda (Apocalipsis 5,5) que tiene el poder de abrir los rollos, el sentido profundo de la historia, rompiendo los sellos que lo cierran y desvelando su sentido. En la petición, Cristo es invocado como Luz que brilla en las sombras (cf. Isaías 42,7 Salmo 106/107, 10.14). Toda la antífona es una contemplación de Cristo somo Signo activo: abre, cierra, brilla…