Vigilia de la Epifanía:
himno «Inluminans Altissimum».

Fíbula visigótica de oro con la Epifanía de los Magos (Medellín, Badajoz)

***

Señor, tú que iluminas
el alto imperio de los rutilantes cuerpos celestes, 
vida, luz y verdad, paz y sosiego, 
muéstrate ahora a los que te invocamos. 
Consagraste este día
de grandiosos misterios: 
el Bautismo recuerda las aguas del Jordán, 
contenidas un día por tu mano. 
La estrella solitaria que, brillando en el cielo,
señala el parto de la Virgen Madre 
en cuyos brazos hallarán los Magos 
el Niño que buscaban. 
O aquel olor de vino generoso,
que se escapa de las prietas tinajas, 
llenas hasta los bordes 
del agua de la fuente. 
Bien sabía el sirviente al escanciarlo,
que él no lo había puesto: -color, olor, sabor-, 
y es el propio elemento el que se extraña 
de que le den un uso que no es suyo. 
Como aquel alimento que crecía
en la boca de cinco mil hombres, 
mientras solo cinco panes 
eran repartidos entre ellos. 
Cuanto más se repartía,
más abundaba el pan 
y al ver esto se admiraban 
de la fuente secreta de la que manaba. 
Entre las manos de los que lo parten
el pan fluye abundante: 
intactos, los pedazos que no partieron, 
manan para los hombres. 
Acuérdate, autor de nuestra gracia,
que al nacer, 
en el seno de la virgen María, 
tomaste nuestra propia figura corporal. 
Gloria a ti, Señor,
que has nacido de la Virgen, 
con el Padre y el Espíritu Santo, 
por los siglos sempiternos. Amén.

(Inluminans Altissimum, himno atribuido a S. Ambrosio 
cantado en la liturgia hispana en la fiesta de Epifanía)

Orando por China
y escribiendo en las puertas de nuestras casas:
Christus mansionem benedicat in 2022.
Caspar, Melchior et Balthasar.

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