Lo mejor de nuestra vida está por llegar

Tetramorfos adorando la Majestad divina en la Biblia mozárabe de san Isidoro (León)

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La contemplación de Cristo como Señor (el pantócrator) es fuente de nuestra esperanza.
En las antiguas tierras hispanas las cuatro figuras simbólicas o tetramorfos (toro, águila, león y hombre) flanquean la imagen de Cristo, el Viviente, o de la Cruz, árbol de la Vida.
«En Occidente el tetramorfo acompañó a la divinidad o Maiestas Domini en un lugar
privilegiado dentro del templo. En el Románico fue el tema más representado sobre el cascarón del ábside (ej. San Justo de Segovia, principios XIII), en la bóveda de la nave principal (ej. Vera Cruz de Maderuelo, s. XII; San Isidoro de León, s. XII), o en la puerta occidental a los pies del templo (ej. Saint Pierre de Moisac, s. XII, Saint Pierre d’Angoulème, s.XII). Esta ubicación, en alguna de las entradas del templo, se mantuvo en algunos edificios góticos (ej. puerta del Sarmental o puerta sur de la Catedral de Burgos, mediados s. XIII).
Por ello mismo dos de los soportes más empleados para el tetramorfo fueron la pintura mural y la talla monumental en piedra.
El tema también se incorporó a los frontales de altar románicos, como es el caso del de San Esteban de Guills (Museo del Prado, s. XIII). No faltó tampoco en los libros ilustrados, especialmente en aquellos que trataban el Apocalipsis, como los beatos mozárabes, con abundantes ejemplos desde el siglo X (Beato de Burgo de Osma, fol. 73v, fines s. XI).
Asimismo, fue habitual en Biblias y Evangeliarios, dada la asociación entre el tetramorfo y los cuatro autores del evangelio.
(Irene Glez. Hernando)

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