La fuerza y la novedad del bien

Dios «da fuerzas a quien está cansado,
acrecienta el vigor del que está exhausto.
Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, vuelan como las águilas;
corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40,29.31).
La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cf. 1 P 1,21),
porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (cf. Hb 12,2)
podemos acoger la exhortación del Apóstol:
«No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9).
Mensaje del Papa para la Cuaresma 2022
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 AUDICIÓN:
Miserere (Jesed) 

Finalizamos el mes de marzo
ensayando el «Gloria» para la Pascua…
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Para leer en este tiempo de gracia…

Miércoles de Cuaresma:
practicando la misericordia (IV)

No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo.
Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). Dios, «quien provee semilla al sembrador y pan para comer» (2 Co 9,10), nos proporciona a cada uno no sólo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás.
Si es verdad que toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (cf. Lc 10,25-37).
La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar —y no evitar— a quien está necesitado; para llamar —y no ignorar— a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar —y no abandonar— a quien sufre la soledad.
Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados.
Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2022

Evangeliario en árabe

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Este es un tiempo adecuado
para profundizar en nuestra lectura personal de la palabra de Dios (oración personal)
y la celebración litúrgica (oración comunitaria).
Desde esta oración brota el ayunar y el compartir.

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Para nuestra oración diaria:
la oración del Señor en latín según una de las tradiciones hispanas.

 

Mira a Jesús:
el único Santo

«Por mucho que busques el sacerdote impecable,
la comunidad perfecta, no lo encontrarás…
como tampoco encontrarás el matrimonio modélico o el hijo ideal.
En la Iglesia no se entra en un partido
donde se empieza a juzgar y a dividir la justicia.
En la Iglesia estás en un barco de enfermos
que han sido rescatados del mar.
No somos santos.
Ni el sacerdote ni el laico,
todos tenemos nuestras debilidades y nuestras flaquezas,
pero queremos quedarnos aquí hasta el final,
porque nos hemos asumido mutuamente
y queremos llevar esta obra hasta el final,
con amor y paciencia, hasta hacernos santos.
En todo momento, estemos donde estemos,
tendremos un Trabajo Interior que realizar,
tendremos que enfrentarnos a la vida y a las personas que nos rodean.
Si ves en un hombre una caída, una pasión, no te alejes de él,
no hay que rechazar a las personas.
Es un fracaso total de un mensaje crístico
tener la insensata pretensión de que las personas sean impecables,
que estén libres de culpa.
Cuando juzgas,
cuando refunfuñas contra los demás, de la mañana a la noche,
cuando consideras a los demás continuamente culpables de tu infelicidad,
tu evolución espiritual se ha cerrado.
Date cuenta de que estamos ante el Ser más poderoso del Universo
y ante el más allá.
Mira a Jesús,
a su forma de vivir,
de pensar,
de comer,
de respirar…
deja que te llene de su alegría».

Sofronio el Atonita de Essex (+1993)

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La liturgia nos enseña a mirar a Cristo.
Hoy podemos experimentarlo
en la celebración vespertina
de la Eucaristía en Rito Gotho-hispano (19 h.).

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La «hora» de la Pascua

Cuando llegó su hora (cf Jn 13,1; 17,1),
Jesús vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa:
Jesús muere, es sepultado, resucita de entre los muertos
y se sienta a la derecha del Padre
«una vez por todas» (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12).
Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia,
pero absolutamente singular:
todos los demás acontecimientos suceden una vez,
y luego pasan y son absorbidos por el pasado.
El misterio pascual de Cristo, por el contrario,
no puede permanecer solamente en el pasado,
pues por su muerte destruyó a la muerte,
y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo
y padeció por los hombres participa de la eternidad divina
y domina así todos los tiempos
y en ellos se mantiene permanentemente presente.
El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece
y atrae todo hacia la Vida.
(Catecismo 1085).

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La costumbre de la velatio o velación de las ofrendas
es una de las antiguas costumbres que
ha continuado en nuestra práctica celebrativa actual
de la liturgia hispano-mozárabe.

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Domingo del hermano

«Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido» (cf. Lc 15, 1ss)
El anuncio del perdón suscita en nosotros la alegría de la Pascua.
Oración en este domingo:

Me levantaré (Jesed)


AUDICIÓN:Gustate et videte (Sal 33) en gregoriano

Es el salmo para la comunión eucarística de
este domingo IV de Cuaresma.

Haciendo el camino de Santiago como Iglesia: con los hermanos.

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Cubrir las imágenes…

«La costumbre de cubrir las cruces y las imágenes de las iglesias,
a partir del domingo V de Cuaresma,
puede conservarse, a juicio de la Conferencia de los Obispos.
Las cruces permanecen cubiertas
hasta después de la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes santo,
y las imágenes hasta el comienzo de la Vigilia Pascual».
(Fiestas Pascuales, n. 26).

Hoy se recuerda al santo obispo Braulio de Zaragoza (+651),
discípulo de san Isidoro de Sevilla:
San Braulio de Zaragoza

AUDICIÓN:
Oración de Jeremías (canto moz.)

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La Encarnación del Señor

La entrada de la eternidad en el tiempo es el ingreso,
en la vida terrena de Jesús,
del amor eterno que une al Hijo con el Padre.
A esto alude la carta a los Hebreos
cuando habla de las disposiciones íntimas de Cristo,
en el momento mismo de su entrada en el mundo:
«¡He aquí que vengo (…) a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb 10, 7).
El inmenso «salto» que dio el Hijo de Dios desde la vida celestial
hasta el abismo de la existencia humana
está motivado por el deseo de cumplir el plan del Padre,
en una entrega total.

Nosotros estamos llamados a tomar la misma actitud,
caminando por el sendero abierto por el Hijo de Dios hecho hombre,
para compartir así su camino hacia el Padre.
La eternidad que entra en nosotros es un sumo poder de amor,
que quiere guiar toda nuestra vida hasta su última meta,
escondida en el misterio del Padre.
Jesús mismo unió de forma indisoluble los dos movimientos,
el descendente y el ascendente, que definen la Encarnación:
«Salí del Padre y he venido al mundo.
Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre» (Jn 16, 28).

La eternidad ha entrado en la vida humana.
Ahora la vida humana está llamada a hacer con Cristo
el viaje desde el tiempo hasta la eternidad.

Esto que celebramos en el equinoccio de primavera
-en el calendario universal-
lo celebrábamos en el calendario hispano
ocho días antes de la Navidad del Señor:
el 18 de diciembre.

La Anunciación (Francisco de Goya)

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Vigilia de la Encarnación

“Cristo Jesús, alfa y omega…
Tú, dado en prenda por Dios e hijo del hombre,
fuiste hallado digno de desatar los precintos del libro
sellado con los siete sellos.
Eres el poderoso Cordero inmolado de siete cuernos,
brillante con siete llamas”.

Del himno hispano-mozárabe Te centies mille legionum angeli 
en Hymnodia Gotica, pp. 88-89; Breviarium Gothicum, ff. 382-383.


La venerable liturgia hispana llama Corporatio a la Encarnación:
el Verbo de Dios asume un cuerpo que será para la Pasión,
para ser entregado como Cordero de sacrificio, Siervo de Dios.
Un misterio de confesamos con rendida adoración.
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El antiguo calendario hispano del «Antifonario de León»
recuerda hoy a la discípula de san Pablo: santa Tecla.
El calendario universal celebra a san Óscar Romero (+ 1980).

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Miércoles de Cuaresma:
practicando la misericordia (III)

Cuaresma es un tiempo adecuado para escuchar más abundantemente
la palabra de Dios:
Los Padres del Concilio Vaticano II, en la Constitución Sacrosanctum Concilium,
establecieron que la «mesa de la Palabra» abriera más ampliamente los tesoros de la Escritura a los fieles. Por eso permitieron que la Celebración litúrgica, especialmente las lecturas bíblicas, se hiciera en una lengua conocida por todos.
Es Cristo mismo quien habla cuando en la Iglesia se lee la Escritura. Al mismo tiempo, recomendaron encarecidamente la homilía como parte de la Liturgia misma, destinada a ilustrar la Palabra de Dios y actualizarla para la vida cristiana.
[Pero] no basta que los fragmentos bíblicos se proclamen en una lengua conocida si la proclamación no se hace con el cuidado, preparación previa, escucha devota y silencio meditativo, tan necesarios para que la Palabra de Dios toque la vida y la ilumine
(Mane nobiscum Domine, 13).

Celebración en Rito Hispano (10 oct 2015)

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¿Cuándo es el Triduo de la Pascua? 

A partir de la Misa vespertina «en la Cena del Señor»
comienza el Triduo pascual,
que continúa durante el Viernes de la Pasión del Señor
y el Sábado Santo,
tiene su centro en la Vigilia Pascual
y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección.
(Cf. Fiestas Pascuales, n. 27).
​La fiesta anual se celebra
el domingo posterior al primer plenilunio
del equinoccio de primavera.
Este año de gracia de 2022
el Triduo comienza la tarde del jueves
14 de abril.

En el día mundial del agua:
plásticos en mares y lagos

 

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