Tiempo de gracia

Ayunar es muy difícil: es una gracia que hay que pedir.
El ayuno sin oración es simple dieta.
El ayuno cristiano es una ayuda fundamental en la lucha contra el pecado: dejar de pecar es el ayuno.
El auténtico ayuno repercute en beneficio del hermano.
Estas son las constantes espirituales que brotan de la liturgia hispana.
Hoy, martes, tenemos la oportunidad de experimentarlo en la misa (19 h.).

Cuaresma es un tiempo de gracia para mirar al que nos concede la gracia.
«Jesucristo, el Hijo del Padre y Señor nuestro 
es el camino, la verdad y la vida; 
el principio, la palabra, la sabiduría, la plenitud, 
la inocencia, la caridad y la luz. 
Él se ha rebajado al asumir nuestra condición humana, 
permaneciendo glorioso en su divinidad; 
fue ejemplo de paciencia el que plasmó a la criatura; 
tuvo hambre, no aparente, 
sino como consecuencia natural del ayuno; 
el Hijo de Dios se enfrentó con el tentador 
cuando sentía la necesidad de pan, 
y, dado que no le engañaba lo que es falso o fingido 
el que es la verdad misma confundió al que mentía. 
Él, que es alimento de los hambrientos, padeció hambre, 
él, que no conoce principio ni fin, 
saciará a los necesitados en la vida eterna, 
y para comunicarnos su inmortalidad 
quiso hacerse, él también, mortal». 
(lit. hisp.) 

Hemos comenzado la semana contemplando la victoria contra Satanás.
Cristo ora citando la palabra de Dios.
Nosotros oramos con la misma palabra divina.