Las bienaventuranzas

«Quien anhela el reino de Dios
tiene en cuenta la lista de prioridades de Jesús:
las bienaventuranzas.
Comenzando por Abraham, Dios ha hecho promesas a su pueblo.
Jesús las retoma, amplía su validez hasta el cielo
y las convierte en su propio programa de vida:
el Hijo de Dios se hace pobre para compartir nuestra pobreza,
se alegra con los que están alegres y llora con los que lloran (Rom 12,15);
no recurre a la violencia, sino que ofrece la otra mejilla (Mt 5,39);
tiene misericordia, siembra la paz
y con ello muestra el camino más seguro hacia el cielo.
(Youcat 284)

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