En este día,
en que «ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo»,
la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo
y adorando la Cruz,
conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz
e intercede por la salvación de todo el mundo.
La Iglesia, siguiendo una antiquísima tradición,
en este día no celebra la Eucaristía;
los enfermos que no pueden participar en la celebración [los Oficios]
pueden recibir la Comunión a cualquier hora del día.
El Viernes de la Pasión del Señor
es un día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia
por medio de la abstinencia y el ayuno
(Cf. Fiestas Pascuales, 58ss).
En la tradición hispano-mozárabe
la santa Cruz es llamada en este día
«Signo de salvación» (Signum salutis, AL 121).
Es sagrado el ayuno pascual
de los dos primeros días del Triduo [viernes y sábado],
en los cuales, según una antigua tradición, la Iglesia ayuna
«porque el Esposo ha sido arrebatado».
El Viernes Santo de la Pasión del Señor se observa la abstinencia,
y se recomienda que se observe también durante el Sábado santo,
a fin de que la Iglesia pueda llegar con el espíritu ligero y abierto
a la alegría del domingo de Resurrección.
(Cf. Fiestas Pascuales, n. 39).