Pascua del Señor 2022

Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe (cf. 1 Co 15,12.16-20).
«La Resurrección constituye -ante todo-
la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó.
Todas las verdades, incluso las más inaccesibles al espíritu humano,
encuentran su justificación si Cristo, al resucitar,
ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo había prometido»
(Cat. n. 651).

Celebramos la Pascua de Cristo con «sacramentos pascuales».
Solemos reservar el domingo, desde el sábado por la tarde,
la Cincuentena pascual para celebrar los sacramentos
del Bautismo, la Crismación/Confirmación y la primera Eucaristía:
son sacramentos que nos vinculan con la Pascua de Cristo.
“Todos los Sacramentos son un encuentro con Cristo,
que es él mismo el sacramento original.
Hay sacramentos de la Iniciación, que introducen en la fe:
Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
Hay sacramentos de curación:
Penitencia y Unción de enfermos.
Y hay sacramentos que están al servicio de la comunión y misión de los fieles:
Matrimonio y Orden. [Cf. Catec. 1210-1211]
El Bautismo vincula a Cristo.
La Confirmación nos concede su Espíritu Santo.
La Eucaristía nos hace uno con él.
La Penitencia nos reconcilia con Cristo.
Mediante la Unción de los enfermos es Cristo quien cura, fortalece y consuela.
En el sacramento del Matrimonio Cristo promete su amor en nuestro amor y su fidelidad en nuestra fidelidad.
Mediante el sacramento del Orden los sacerdotes son capacitados para perdonar pecados y celebrar la Santa Misa”
(Youcat 193)

Son interesantes, en el ámbito hispano,
las enseñanzas sobre los sacramentos de
san Paciano de Barcelona, san Martín de Dumio, san Isidoro de Sevilla y san Ildefonso de Toledo, entre otros.
Los tres sacramentos de Iniciación (Bautismo, Crismación y Eucaristía)
han sido celebrados -por la liturgia visigótico-mozárabe-
en la misma acción litúrgica (conjuntamente).
Los cristianos orientales continúan con la misma práctica.

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