La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual.
Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección
al domingo de Pentecostés se celebran con alegría,
como un solo día festivo, más aún, como el «gran domingo».
Para aquellos adultos que han recibido
los tres sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia pascual,
este tiempo ha de considerarse como un tiempo de «mistagogia».
En todas partes, durante la octava de Pascua
se hace memoria en la plegaria eucarística
de los que han recibido el bautismo en la Vigilia pascual.
(Cf. Fiestas Pascuales, nn. 100)
Bendición del cirio y canto del Pregón (Exultet) en la basílica de la Santa Sión (Dormición) en la ciudad santa de Jerusalén
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El cirio pascual, que tiene su lugar junto al ambón o junto al altar, se enciende al menos en todas las celebraciones litúrgicas de una cierta solemnidad de este tiempo, tanto en la Misa como en Laudes y Vísperas hasta el domingo de Pentecostés.
(Cf. Fiestas Pascuales, n. 99)