Septenario de san Isidro ’22

Capilla del Stmo. Salvador, Amandola
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SEPTENARIO de san Isidro
como preparación a la fiesta del labrador mozárabe:

Día 4.-
 Al encendido de la lámpara se dice:
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, luz y paz.
Demos gracias a Dios.  
In nomine Domini nostri Iesuchristi, lumen cum pace. 
Deo gratias. 

Jesucristo, que nos has dado en san Isidro un testimonio firme
de caridad generosa compartiendo sus bienes con los más necesitados.
La Iglesia festeja tu victoria pascual y te aclama:
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya! 

Jesús, León de la tribu de Judá, agachado al hacerte hombre, despertado en la resurrección.
Kyrie eleison. 
Jesús, León de la tribu de Judá, que paces con los corderos a los que has salvado con tu sangre.
Kyrie eleison. 
Jesús, León de la tribu de Judá, que pisoteas leones y dragones, caminas sobre áspides y víboras.
Kyrie eleison. 

Pedimos por los necesitados en cuerpo o en alma y por NN…

Señor Jesucristo todopoderoso,
sabemos que eres el creador de las almas y de los cuerpos,
confesamos que serás el juez de vivos y muertos,
sabemos que el cielo, la tierra y el infierno se estremecen en tu presencia;
escribe en las páginas del cielo los nombres mencionados;
escribe nuestros nombres con tu dedo en el libro de la vida tal y como escribiste la ley. R/. Amén.
Porque tú eres la vida de los que viven, la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos, por todos los siglos de los siglos. R/. Amén.
(Cf. Oración hisp-moz de la semana V de Pascua)

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La liturgia hispana:
guía segura

Velatio de los dones sobre el altar

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El Papa san Juan Pablo II dijo de la liturgia hispano-mozárabe:
“Ante los grandes desafíos del momento presente,
es preciso sacar de sus abundantes tesoros 
espirituales y culturales 
una ayuda válida para fortalecer la fe cristiana de vuestras gentes
y, al mismo tiempo,
una guía segura para orientar la tarea evangelizadora del tercer milenio
en sintonía con la espiritualidad de vuestros antepasados
y la idiosincrasia del pueblo español»
(Jubileo de 2000).

¡Estamos en ello!
Hoy, fiesta de san Juan de Ávila,
apóstol de Andalucía y
patrón del clero español,
pedimos por nuestros presbíteros y diáconos.

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9 mayo, Día de Europa 

El Crisma y los santos óleos son presencia de la eficacia del Espíritu del Resucitado
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Las crismeras suelen llevar grabadas las iniciales correspondientes al aceite que contiene cada una:
O.S. para el Óleo Santo de exorcismo u Óleo catecumenal (Oleum Sanctum);
S.C. o una + para el Sagrado Crisma (Sacrum Chrisma) y
O.I. (Oleum infirmorum) para el Óleo de sanación o de los enfermos.
Con ellos se transmite la fuerza de la Pascua, la fuerza del Paráclito.

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En esta semana nos preparamos a
celebrar al Santo Labrador:
Isidro de Madrid.

Moisés y el agua de la roca (Biblia mozárabe)

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Orando por la paz
y orando por las vocaciones
en el septenario de san Isidro

En este domingo de Pascua
oramos por la PAZ con un texto del Rito hispano-mozárabe
celebrando esta jornada conmemorativa del final de la II Guerra mundial:

Señor santo, en tu poder está toda nuestra dicha:
concede a tus siervos la confianza en medio del mundo, la alegría en la paz,
lo necesario para vivir, la perseverancia en la fe, la limpieza en la castidad,
la sabiduría en la religión y la santa y púdica reverencia en el temor de Dios.
R/. Amén.
Porque tú eres nuestra paz verdadera, caridad indivisible;
tú que vives contigo mismo y reinas con tu Hijo y el Espíritu Santo
un solo Dios, por los siglos de los siglos. R/. Amén.

(Oratio ad Pacem / semana V del tiempo de Pascua)
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La Cruz: árbol de la Vida

El árbol de la Vida es tu Cruz, oh Señor.
V. Adoremos el signo de la cruz.
R. Por el que recibimos la salvación.
En la Cruz Cristo nos entregó su Espíritu.
En la tradición hispana
el 3 de mayo nos enseña a mirar el madero santo
como Cruz Gloriosa, auténtico árbol de Vida.

En la Noche santa de Pascua, en la <Pascua histórica> o lecturas bíblicas
<<al comienzo del ciclo profético se encuentra…  una lección del primer libro de la Sagrada Escritura, del Génesis.
Tratándose de un nuevo comienzo, ¿por dónde empezar sino por el primer comienzo, por el origen del mundo?
En el relato de la creación del libro del Génesis se abre ante nosotros el reino de la vida en el que el amor de Dios colocó al hombre en un principio.
«Era muy bueno» dice la Sagrada Escritura, y estas palabras resuenan llenas de sentido en esta noche de la salud que ha de volver a hacer bueno todo lo que el pecado y la muerte devastaron en esa creación en otro tiempo perfecta.
En las lecciones del Diluvio, del sacrificio de Abrahán y del paso del mar Rojo aparecen después las figuras vetero-testamentarias de esta reparación y nueva creación que el santo Sacrificio de la Pascua ha de hacer presente en seguida. Como el gran Diluvio lavó en otro tiempo la tierra manchada por el pecado, y como el arca construida por mandato de Dios salvó de la ruina común a unos pocos justos, así en esta santa noche, el agua del Bautismo limpiará muchos pecados y el arca de Dios de la Iglesia abrirá sus puertas a los nuevos llamados y escogidos, para transportarlos sanos y salvos a las playas de la eternidad sobre las olas de este mundo donde la cólera de Dios sepulta a los impíos.
Hoy también volará la paloma, con el ramo de olivo, sobre el agua del Bautismo que da al mismo tiempo muerte y vida, para anunciar la paz a la nave de la Iglesia, cuando «el óleo de la salud» y el «crisma de Nuestro Señor Jesucristo» se derramen en las fuentes bautismales, y los neófitos reciban, con la unción santa, el Pneuma (es decir, la vida) de Dios y de Cristo que, buscando un lugar de reposo en la tierra, lo encuentra en el arca de la Ecclesia y en las almas de los bautizados.

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Luz que ilumina nuestras tinieblas

<Junto al atril del lector brilla el cirio pascual;
su luz cae sobre las páginas del Antiguo Testamento.
Cristo ilumina la oscuridad del pasado
y da a conocer en todas partes
el plan de salvación del Amor
que tiene el hombre en sus manos desde el principio;
no le ha abandonado
y hoy le conduce a su término>.

E. Löhr, Los misterios pascuales (1957), ed. Guadarrama, Madrid 1963, pág. 230.

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​El plan de salvación es para toda la persona humana:
su cuerpo y su alma.
El cuidado del cuerpo es el espíritu del quinto mandamiento
de la Ley de Moisés.
Nuestro cuerpo es sagrado por ser templo del Santo Espíritu.
Cuando el cuerpo se debilita
-por la vejez o la enfermedad grave-
Dios se hace presente
con la fuerza del sacramento.
El tiempo de Pascua es un momento muy adecuado
para la catequesis y la celebración del sacramento de la Santa Unción
o Unción de los enfermos.
¿Conocemos los efectos del sacramento?

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La lectura de la Biblia como “sacramento” 

<Como en el banquete eucarístico se tiene cuidado de que no caiga nada de las preciosas especies, de la misma manera se ha de procurar no perder una sola palabra de la Sagrada Escritura cuando es leída en la Iglesia; porque también de ella se alimenta el hombre interior.

«Como la carne de Cristo es una verdadera comida y su sangre una verdadera bebida», escribe San Jerónimo, «así nuestro único bien en la vida presente es comer esta carne y beber esta sangre, no sólo en el Misterio (del Altar), sino también en la lectura de la Escritura» (In Ecclesiastes, c. III.)>.

E. Löhr, Los misterios pascuales (1957), ed. Guadarrama, Madrid 1963, pág. 23s.

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<Signum Salutis, Crux sancta>

Por influencia del calendario de la Iglesia visigótica y mozárabe
muchos lugares de España e Iberoamérica
miran hoy, 3 de mayo, a la Cruz como signo glorioso de salvación.
En no pocos colegios se adornan las cruces,
los patios se engalanan con cruces floridas…
la Cruz es el trono de la gracia,
la fuente de la Vida.

AUDICIÓN: ¡Oh Cruz, te adoramos!

«Los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección
hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo,
como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo.
Estos son los días en los que principalmente se canta el Aleluya »
(Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).

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<La Pentecostés>:
tiempo de la vida

Pentecostés significa <Cincuentena>, el tiempo de 50 días que subraya
-con alegría desbordante-
la fuerza de la vida, de la vida que nos llega a través del Viviente: Cristo.
La vida, con perspectiva de eternidad, es objeto de celebración:
la vida personal y las vidas de los otros son sagradas.

«Los católicos estamos absolutamente obligados a objetar en aquellas acciones que,
estando aprobadas por las leyes, tengan como consecuencia la eliminación de una vida humana
en su comienzo o en su término:
el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar»,
recuerdan los obispos españoles en el documento ‘Para la libertad nos ha liberado Cristo’.

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