Ya desde su comienzo la Iglesia ha celebrado con una solemne vigilia nocturna la Pascua anual, solemnidad de las solemnidades.
Precisamente la resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza,
y por medio del Bautismo y de la Confirmación
somos injertados en el misterio pascual de Cristo, morimos con Él, somos sepultados con Él y resucitamos con Él, para reinar con Él para
siempre.
Esta Vigilia es también espera de la segunda venida del Señor.
(FFPP 80).