Arrodillarse en la liturgia

Arrodillarse corresponde a la verdad de nuestro mismo ser…
Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse,
y una fe, o una liturgia que desconociese el arrodillarse,
estaría enferma en uno de sus puntos capitales.
Donde este gesto se ha perdido,
se debe aprender de nuevo,
para que nuestra oración permanezca
en la comunión de los Apóstoles y los mártires,
en la comunión de todo el cosmos,
en la unidad con Jesucristo mismo”.

(J. Ratzinger, Teología litúrgica…)

7 comentarios en “Arrodillarse en la liturgia

  1. Me impresiona cuando… de forma conciente y emocionada… como seglar permanezco en pie, en actitud sacerdotal, como bautizado, durante la plegaria eucarística.
    Me arodillo por comunión comunitaria siempre que se solicita o sugiere en cualquier momento de la liturgia.
    Me vacía la rutina, el hacer «porque si» cualquier gesto, sin monición, sin rúbrica comentada,
    Rezar o contemplar de rodillas… o en postura cerca del suelo, la tierra; para esto mucho mejor en la intimidad.
    Soy del mundo de la música. No soy del mundo del teatro. El gesto no interiorizado me cuesta. El beso sin afecto, sin cariño, me enfría.

  2. Voy a tratar de decir algo respecto a la “actitud de arrodillarse” en la liturgia, hoy en día cuestionada por más de uno.

    Cuando acoges la fe y esa fe te lleva a amar a tu Padre, que además es tu Dios, no te cuesta, por dentro y por fuera tomar una postura que te pone «en tu sitio».

    En el Evangelio de hoy, nos dice Jesús cual debe ser la actitud del cristiano, no en el puesto especial a la derecha o a la izquierda, sino ese lugar de servicio. Y CUANDO SIRVES es muy lógico y postura necesaria la de arrodillarte.
    En la liturgia, si hay dificultades para hacerlo sin bancos, suelo irregular, etc., mantener una postura digna y respetuosa para nada va contra esa actitud deseada de arrodillarte ante el SEÑOR, a quien pones en su lugar y tu en el tuyo.

    • Me parece muy bien tu comentario amigo Aoi y sobre todo lo aludido al Evangelio de hoy. Creo y me da pena que en esta página de nuestra querida MOZARABIA, no se comente el día que estamos viviendo. EL DOMUND, o domingo mundial de las misiones, donde tenemos que recordar con nuestras oraciones a los enviados a primera fila, para anunciar el evangelio de Jesús. Es importante (creo) nuestras posturas en la Eucaristía, pero no creo que sea lo más importante para el Señor.

      • Ángel, es difícil arrodillarse para ponerse a los pies de los pobres VIENDO EN ELLOS A CRISTO, si no eres capaz de arrodillarte ANTE EL MISMO CRISTO presente en la Eucaristía. Un cristiano entra en el templo para adorar y sale para servir. Ambas cosas van unidas, y ambas son importantes para el Señor porque servir a los pobres sin Cristo es mera filantropía o beneficencia, mientras que desde Cristo es caridad.

  3. Cuando está el novio y de fiesta, se come y bebe con él y con alegría, en su misma postura. En su ausencia, sin sal y con cierta añoranza amarga, se prestan posturas recogidas.
    Ante el rey o el señor feudal el vasallo o esclavo de inclina y arrodilla.
    Ahora que no hay, no debería haber, señor ni esclavo, hombre o mujer, etc… segun Pablo, entre los bautizados, me motiva una actitud firme y serena de estar en pie para servir (como bien apunta Angel).

    …disculpar el escribir dos veces el mismo día… es que son días muy largos y con muchos deberes. Esto es una pausa balsámica…

  4. Creo, como dice Aoi, que «Cuando acoges la fe y esa fe te lleva a amar a tu Padre, que además es tu Dios, no te cuesta, por dentro y por fuera tomar una postura que te pone “en tu sitio”. En el Evangelio de hoy, nos dice Jesús cual debe ser la actitud del cristiano, no en el puesto especial a la derecha o a la izquierda, sino ese lugar de servicio. Y CUANDO SIRVES es muy lógico y postura necesaria la de arrodillarte.» y asimismo especifica Oliver que «es difícil arrodillarse para ponerse a los pies de los pobres VIENDO EN ELLOS A CRISTO, si no eres capaz de arrodillarte ANTE EL MISMO CRISTO presente en la Eucaristía. Un cristiano entra en el templo para adorar y sale para servir. Ambas cosas van unidas, y ambas son importantes para el Señor porque servir a los pobres sin Cristo es mera filantropía o beneficencia, mientras que desde Cristo es caridad.»

    Ambos textos me parecen muy clarificadores, pues nos muestran el comportamiento que debemos mantener ente nosotros, según Jesucristo, tal y como lo manifestó en los actos de preparación para la Última Cena (Juan 13), concluyendo que «¿Os dais cuenta de lo que acabo de haceros?. Vosotros me llamáis ‘Maestro’ y ‘Señor’, y decís bien, pues lo soy. Por tanto, si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies, pues os he dejado un ejemplo, para que, tal y como yo hice con vosotros, también vosotros lo hagáis. De verdad os aseguro: que no es un esclavo más que su amo, ni un apóstol más que el que lo envió. Si esto lo sabéis, seréis felices si lo realizáis.» (Juan 13, 12b-17.

    Me resulta evidente que si ese es el comportamiento que debemos mantener con todos los hombres, nuestros hermanos, con Dios debe ser diferente y más profundo, pues «cuando acoges la fe y esa fe te lleva a amar a tu Padre, que además es tu Dios, no te cuesta, por dentro y por fuera tomar una postura que te pone “en tu sitio”, es decir, que el culto al Misterio va esencialmente unido con la veneración a Dios y el rito litúrgico es nuestro medio para acercarnos a la Trinidad. Si se abandona el Misterio y todo vale como rito, se tambalea la religión, pues la liturgia no es un tema de poca importancia en absoluto.

    Por ello, decía el cardenal Sarah, todavía Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en unas declaraciones de octubre de 2016 (http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=27523 y https://www.aciprensa.com/noticias/cardenal-sarah-advierte-riesgo-de-reducir-la-misa-a-buenos-sentimientos-77530) «que el futuro de la Iglesia se juega en la «reforma de la reforma» litúrgica» y se muestra «a favor de la recepción tradicional de la comunión», pues «La liturgia está compuesta de muchos ritos y gestos, cada uno de ellos capaz de explicar actitudes cargadas de amor, de respeto filial y de adoración a Dios. Es precisamente por esta razón que es pertinente promover la belleza, la conveniencia y el valor pastoral de una práctica desarrollada a lo largo de la larga tradición de la Iglesia, es decir, la recepción de la Santa Comunión sobre la lengua y de rodillas. La grandeza y nobleza del hombre, así como la mayor expresión de su amor por su Creador, consiste en arrodillarse delante de Dios.»

    Todas estas manifestaciones del cardenal Sarah son en aplicación y desarrollo del motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI» (https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/motu_proprio/documents/hf_ben-xvi_motu-proprio_20070707_summorum-pontificum.html).
    Es necesario «el redescubrimiento de actitudes de adoración hacia el Santísimo Sacramento: arrodillarse, genuflexión y, también, un mayor recogimiento caracterizado por ese silencio sagrado que debe marcar los momentos importantes del Santo Sacrificio de la misa para permitir a los sacerdotes y a los fieles interiorizar el misterio de la fe que se está celebrando».

    Si esto es así en el rito romano, la Adoración y el Misterio se elevan a muchas potencias en el rito hispano-mozárabe (Helmut Schlunk y Jaques Fontaine). En efecto, la liturgia mozárabe fue un arte total, síntesis de formas de expresión artística del mozarabismo en el tiempo (música y palabras) y en el espacio (edificios, decoraciones, libros y objetos).

    En concreto Schlunk ha mostrado la importancia de la arquería que separaba el área sagrada, compuesta del transepto y el ábside de la nave central. Tal disposición al pueblo en la nave, de los monjes que entraban por las puertas laterales del transepto y lo ocupaban, aproximándose así a los celebrantes situados en el coro absidial. En el antifonario de León, siglo XI, se mencionan los tres coros que salmodiaban dentro del, de alguna manera, triple santuario.

    En todo caso, el culto al Misterio y la veneración y recogimiento ante Dios están fuera de toda duda en el rito hispano. Tal vez puedan sacarse más conclusiones de esas especies de instantáneas visionarias de las liturgia mozárabes, que nos han conservado las miniaturas, sobre todo las de los Beatos.

    Por todo ello, creo que cuando acoges la fe y esa fe te lleva a amar a tu Padre, que además es tu Dios, no te cuesta, por dentro y por fuera tomar una postura que te pone “en tu sitio” y la única postura es la de humillarte ante Él, como Moisés ante la zarza, o, al menos, de arrodillarte.

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