Con el Concilio Vaticano II
<celebrar cara al pueblo
se convirtió en una posibilidad,
pero no en una obligación.
La liturgia de la Palabra justifica
que el lector y los oyentes estén cara a cara,
en diálogo y por pedagogía entre el sacerdote y su pueblo.
Pero al llegar el momento de dirigirse a Dios,
a partir del ofertorio,
es esencial que el sacerdote y los fieles
se vuelvan conjuntamente hacia el Oriente.
Esto se corresponde plenamente
a lo que querían los Padres conciliares.
Creo que hay que volver a los textos del Concilio.>
Card. Sarah,
C. del Culto Divino y los Sacramentos
Estoy de acuerdo con el Card. Sarah. Tiene sentido que todos se dirijan a Diós mirando hacia Oriente, costumbre que tiene una larga tradición y una base en los textos antiguos sobre liturgia.