Comprensión teológica de la liturgia


<Debemos al Concilio – y al movimiento litúrgico que lo ha precedido –
el redescubrimiento de la comprensión teológica de la Liturgia 
y de su importancia en la vida de la Iglesia:
los principios generales enunciados por la Sacrosanctum Concilium (=SC),
así como fueron fundamentales para la reforma,
continúan siéndolo para la promoción de
la participación plena, consciente, activa y fructuosa en la celebración (cfr. SC nn. 11.14),
“fuente primaria y necesaria
de donde han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano” (SC n. 14).
… Quisiera simplemente invitar a toda la Iglesia a redescubrir,
custodiar y vivir la verdad y la fuerza de la celebración cristiana.
Quisiera que la belleza de la celebración cristiana
y de sus necesarias consecuencias en la vida de la Iglesia
no se vieran desfiguradas por una comprensión superficial
y reductiva de su valor o, peor aún,
por su instrumentalización al servicio de alguna visión ideológica, sea cual sea.
La oración sacerdotal de Jesús en la última cena para que todos sean uno (Jn 17,21),
juzga todas nuestras divisiones en torno al Pan partido,
sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad>.
(Papa Francisco, DD 16)


La perseverancia…


El icono mariano de <Gothia>: orando con los ojos…
¿Qué contemplamos en este icono?

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​Oramos por los peregrinos
que se encaminan hacia Santiago en Galicia.

 

1 comentario en “Comprensión teológica de la liturgia

  1. Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas. Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven.
    Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro; mira por la ventana, espía por el enrejado.
    Habla mi amado, y me dice: «íLevántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias. Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola. La higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume.»
    Cantar de los Cantares 2, 8-14

    Tal vez no viene a cuento, pero es una alegría este lenguaje de amor.

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