Cristo, Pan de vida

Durante el tiempo cuaresmal, en la liturgia hispano-mozárabe,
se cantan -como antífona de comunión- textos del evangelio de Juan cap. 6.
En estas semanas de ayuno se van desgranando versículos bíblicos
que presentan a Cristo como auténtico alimento.

 

Ya Moisés alimentó al pueblo en su travesía por el desierto en aquellos
cuarenta años; ahora, en el desierto de los cuarenta días
se nos muestra el auténtico
«maná», el alimento para el camino.

 

José de Nazaret, <padre> de Jesús,
fue el custodio del Redentor;
el mismo que, hoy, se nos ofrece como
alimento para la vida eterna.

 

Pidiendo por los padres de familia,
por los seminaristas
y por los que llevan el nombre de José
podemos leer
-en nuestra oración privada-
el capítulo VI del evangelio de Juan.
¡Una magnífica actividad
para celebrar esta fiesta!

 

5 comentarios en “Cristo, Pan de vida

  1. Compartir para multiplicar.

    Aunque se nos propone para ‘nuestra oración privada’, permítanme que hoy 19 de Marzo -mi padre, q.e.p.d., se llamaba José, y fue pastor de niño- comparta con uds., haga público algo privado, las sobras que recogí en cestos para que ‘no se pierda nada’:

    ‘Jesús le respondió: «Háganlos sentar». Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.’ (Juan 6, 10)

    ‘Había mucho pasto’, y ‘se sentaron’, así que ‘hace descansar en las verdes praderas’,…

    ¿A qué me resuena en mi cesto?:

    ‘El me hace descansar en verdes praderas,
    me conduce a las aguas tranquilas
    y repara mis fuerzas; [salmo 23, 2-3]

    Y sigue, v.gr., versículo 5: ‘Tú preparas ante mí una mesa’

    Estas cosas las recogí escuchando en silencio a cierto ‘pescador’, admin. de una página de la ‘amplia red mundial’ (www), que me ‘pescó’ en compañía abundante, durante un curso de Salmos en la sala San Juan Pablo II.

    Leyendo mas adelante Juan VI, aprendo que San José, el silencioso, también es citado por el evangelista del Logos, la Palabra:

    Y decían: «¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: «Yo he bajado del cielo»? (Juan 6, 42).

    Dios nos guarde muchos años a nuestros pastores-pescadores y aprendices-seminaristas, por nuestro propio bien.

    Muchas gracias a los comentaristas, por ampliar con su ‘ofertorio’ de palabra (no solo de pan vive el hombre), y en especial a nuestro Eduardo, que sabe hacer música hasta con el silencio de unos puntos suspensivos,…

    Y Feliz día de San José a los padres nuestros, en la tierra como en el cielo.

  2. Este canto de Cuaresma (Juan VI) es una de las expresiones de la espiritualidad hispana.
    Sabemos, así, una de las razones del ayuno: alimentarnos más abundantemente de la Palabra. No en vano, en la tradición hispana, desde la época visigótica, se leen en este tiempo nada menos que ¡cuatro lecturas bíblicas!
    Es un tiempo, pues, para «saborear» la Palabra divina con textos sapienciales; conocerla más con aquellos «históricos» del Viejo Testamento y actualizarlos con las lecturas apostólicas que nos desgranan el Evangelio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *